domingo, 10 de febrero de 2019

La retina: transducción de las señales

Hay dos tipos de fotorreceptores: conos y bastones. Su actividad es intensa cuando hay poca intensidad de luz, y débil cuando hay mucha. Los conos y bastones tienen formas, propiedades y conexiones diferentes que explican sus funciones.
Los conos son muy abundantes en la fóvea y su número disminuye hacia las zonas más periféricas de la retina. Los conos tienden a tener relaciones uno a uno con el nervio óptico, mientras que muchos bastones convergen en una única fibra nerviosa. Los conos, debido a su baja sensibilidad y a que necesitan más luz para activarse, sirven para la visión diurna; tienen una alta agudeza y proporcionan una buena definición de los cambios rápidos de la imagen visual, tanto en el espacio como en el tiempo. Los conos tienen tres tipos de pigmentos sensibles a diferentes longitudes de onda de la luz (colores); las diferencias forman las bases de nuestra visión en color.




Los bastones están distribuidos por toda la retina, pero faltan en la fóvea. Son mucho más sensibles que los conos, ya que un único fotón puede provocar una respuesta. Por ello, amplifican enormemente la señal, pero se saturan con la luz diurna. En comparación con los conos, tienen una respuesta más lenta y un tiempo de integración largo. Otra diferencia ente conos y bastones es que los bastones son acromáticos: todos los bastones tienen un mismo pigmento, muy abundante, pero que no permite distinguir entre colores

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